Desde hace unos años, en su intento por alcanzar a «todos los públicos«, los bancos se han volcado hacia un nuevo nicho de mercado: cuentas especialmente destinadas a bebés y niños pequeños. Mejor dicho, a sus padres y madres, interesados en productos financieros que apuntan al ahorro para el futuro del niño.
En poco se diferencian estos «planes bebé» de cualquier cuenta destinada, por ejemplo, a niños de entre 5 y 15 años. La rentabilidad que ofrecen es mínima (aunque algunas cuentas para niños mayores de 4 años otorgan entre el 4% y 5%). La principal aportación de estos productos consiste en los regalos y promociones a los que acceden los recién nacidos y sus padres por el hecho de contratar la cuenta o libreta. Nada nuevo: son, en definitiva, productos diseñados con el fin de fidelizar a los clientes y captar sus ahorros.
Algunos ejemplos son:
El «Creciplán» de Cajastur, el cual ofrece un tipo de interés más elevado que el de otros planes de ahorro a la vista, y además lleva asociado un seguro gratuito: en caso de fallecimiento del representante legal, el niño dispondrá -a su mayoría de edad- del capital que se hubiera formado con las aportaciones periódicas que se dejaron de pagar debido al deceso.
La Caja Penedès, por su parte, ofrece la «Libreta Recién Nacidos«, que debe abrirse antes de que el pequeño cumpla sus 3 meses. Así, ingresando un mínimo de 30 euros, el banco suma otros 18 y un babero de regalo.
Entre las ventajas de estos planes se puede enumerar que el desembolso que exigen suele ser de pequeñas cantidades: una cuota única, cuyo monto -según la entidad- empieza en los 10 euros, y que se ingresa al formalizar la cuenta, y que están exentas de gastos y comisiones. Según el banco y el plan, existe la posibilidad de conseguir además una rentabilidad adicional, según la evolución del mercado.
